El enfoque de la educación positiva

Desde mi formación, fue con este enfoque que comenzó mi curso con los niños.

De hecho, Gisele de Failly, la fundadora de CEMEAs, centró su pedagogía en la amabilidad, la necesidad de expresión, la no violencia educativa, el empoderamiento y más.

Con esta organización aprobé mi BAFA en el 99, luego me uní a la asociación como entrenador BAFA en el 01. Luego descubrí el trabajo de Isabella Filliozat, quien es una referencia en el campo. Estos principios me acompañan en mi vida cotidiana, tanto en mi trabajo como en mi vida cotidiana.

Requiere, sobre todo, un cuestionamiento de nuestro funcionamiento, de nuestra forma de comunicarnos, de pensar. Es un acercamiento personal que, más allá de la educación, cuestiona nuestra relación con los demás y con nosotros mismos. Es un trabajo constante, lleva tiempo desarrollar nuevos mecanismos de comunicación. Sea paciente y comprensivo consigo mismo.

Seamos claros, la educación positiva no es educación laxa, es empoderadora. Permite que el niño se vuelva autónomo, integre las reglas y las aprenda.

Hay que entender que el niño es un ser en formación, todo en él también está en construcción.

ver el artículo las necesidades del niño

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El niño necesita ser comprendido, calmarse frente a sus emociones y sentimientos. Es importante no juzgar.

Dependiendo de su edad, no necesariamente tiene las palabras, pero puede expresar sus emociones a través de otros medios a mano (diferentes tipos de llanto, montaje de una figura emocional, etc.).

Es el papel del adulto escuchar activamente, tener en cuenta el estado emocional del niño, permitirle expresar sus sentimientos y luego darle consejos para encontrar soluciones.

El vocabulario utilizado adquiere entonces todo su significado. Estar en un proceso de apoyo. Algunas palabras de Isabelle Filliozat: Veo que... es difícil para ti... quieres... Entiendo que... Te permites entrar en este proceso.

Lo mismo ocurre con la comunicación.

Evita los negativos, de hecho, el cerebro del niño no está maduro y no sabe manejar los negativos. En la oración "no corras", recordará la palabra "curso", por lo que reemplaza "no corras" por "caminar".

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Convierte el clásico "te vas a lastimar" en "puedes lastimarte". Dar mensajes claros y sencillos.

Hay que traducir una prohibición en una instrucción, y eso requiere gimnasia para nuestros cerebros adultos.

Te darás cuenta de que adoptar este tipo de comunicación tendrá enormes repercusiones en tu percepción del mundo.

Esto hará que reformules tus mensajes, especialmente cuando quieras hacerle entender a tu hijo que su comportamiento no es apropiado. Porque le dejas escuchar y entender que su comportamiento desencadena un estado en ti. Por ejemplo, "Estoy cansado y si hablas todo el tiempo, no puedo descansar" es mejor que "Estás cansado, no puedes dejar de hablar", lo cual sería acusatorio.

Rápidamente te darás cuenta que con este tipo de prácticas, no hay necesidad de recurrir a chantajes de ningún tipo, castigos y demás. Lo cual, en lugar de reforzar positivamente al niño, corre el riesgo de hacerlo sentir inseguro.

Para saber más sobre educación positiva, recomiendo este libro:

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